[Antes que nada quisiera aclarar que este si tiene pinta de fanfiction algunas cosas es pura ficción, de resto piensen lo que quieran. Total yo solo daré explicaciones a aquellos que conozca]
Era de noche, y de nuevo se encontraba solo.
Su rostro se podía ver a través del cristal de la ventana de su cuarto. Una mirada perdida a lo lejos, esperando la llegada de alguien o algo.
Tiró con fuerza del tapa-luz grisáceo que separaba la calle de su ventana. La habitación quedó totalmente oscura, alumbrada solo por el hilo de luz de debajo de la puerta. Frunció el ceño y no aguantó mas la soledad.
En silencio, con sus uñas teñidas de negro azabache comenzó a recorrer todo su cuerpo, a palparse, a sentir toda su piel, poseerse a si mismo. Comenzó con su pecho, sintiendo como agitadamente se hacia arriba y abajo, esas cosas tan dulces, con la boca abierta se relamía los labios mientras.
Presionó sus piernas, bajando la mano por ellas, continuó acariciándolas y pronto encontró su miembro.
Abriendo mucho las piernas, y posando sus dedos en el vientre, comenzó a deslizarlos hacia abajo encorvando la mano... por fin tomando su miembro. Dando masajes fuertes y lentos, comenzó a excitarse aun mas.
Cerró los ojos e inclinó su cabeza hacia detrás abriendo esos carnosos y rosas labios que poseía. Tan suave, tan fragil, tan lujurioso... era un pequeño deseo carnal.
Para evitar pensar en la soledad, lo único que le quedaba era masturbarse.
Al recordar, esos anhelados labios e imaginarse a la persona que tanto amaba penetrándolo... Comenzó a tirar mas duro, a gemir, notó su cuerpo sudoroso, como un hilo de saliva salia de su boca hasta su cuello y como su mano ardía en el acto... y entonces se corrió.
Observó el liquido blancuzco en su mano y se lo llevó a la boca, lamiendo sus dedos, notando la textura y la esencia en su boca.
Se recostó en el suelo, encima del tatami con su respiración entre cortada. Jadeando.
Despues del estropicio que le había echo a la madera, no menos que podía hacer era dormirse. Pero sus ojos y su cuerpo le pedían un respiro.
Poco a poco fue cerrando los ojos. Tuvo un sueño fugaz, el se encontraba en una playa donde no podia abrir los ojos y el sol le quemaba la piel lentamente. Una voz se escuchaba a lo lejos, pero se iba acercando lentamente.
¿Estas...bien? ¿Estas...bien? -Esa voz se repetía una y otra vez como un susurro.
Abrió los ojos de un susto.
De pronto, una sombra rozó la comisura de los labios del pequeño. La boca de Teru se abrió lentamente dejando paso a la lengua viscosa y deliciosa de Yume. Sus bocas se unieron otra vez, volviéndose un beso desesperadamente apasionado... Yume sentía desfallecer, jamas había besado a nadie con tanto sentimiento y tenia miedo de haberse convertido en un pedofilo.
Teru no era cualquier crío, el era su crío, de el cual se había enamorado inmediatamente desde la ocasión que se lo encontró llorando por primera vez.
Atemorizado de continuar debido a estar medio dormido, Teru apartó a Yume hacia un lado.
Su boca olía a alcohol y donde el creía que había estado todo el tiempo no era así.
Se encontraba en una alfombra roja carmesí de una casa bastante bien iluminada, con una mesa cristalina en el medio de aquella especie de sala de estar.
Avergonzado contempló su cuerpo semi-desnudo y se cubrió un poco con sus propias manos.
Se había pegado bebiendo toda la noche, a causa de la soledad que sentía en su interior y nada le calmaba esa angustia salvo lo que había echo. Lo cual le parecía un acto repugnante.
Clavó la mirada en los ojos del chico rubio. Su cara era tan relajante cuando miraba con esos ojos preocupados y esa boca húmeda después de aquel beso tan venenoso que le hacia perder la cabeza y ... los nervios.
¡¡Pero que demonios!! ¿Que crees que haces? -Dijo levantándose y subiéndose los pantalones que tenia en los tobillos el pelirrojo.
Estaba parado ahí, frente de el. Sin entender porque el chico reaccionaba de una manera tan fria.
Con un tiempo de reflexión comprendió lo que había sucedido, las lagrimas en los ojos del chico y el semen en la alfombra daban claros detalles de el acto propuesto.
Has bebido ¿no? ¿Por que? -Atrevió a pronunciar Yume colocándole la camisa que el llevaba puesta para que no cogiera frió.
No he de contarte nada... -Dijo con aires de superioridad.
Tu mismo -Contestó Yume dándole la espalda.
Es que ya ni te importa que pasa o deja de pasar. Nunca estas que mas da. Siempre el trabajo. -En ese momento el pequeño rompió a llorar, su voz temblaba al igual que su cuerpo de la impotencia.- El trabajo siempre es mas importante... mas importante que yo...
...
Lo siento... No se que me pasa... -Comento el pelirrojo de nuevo secandose las lagrimas de los ojos.
Hubo un momento de tensión. Donde Yume agarró por la cintura a Teru y mirándole fijamente a los ojos le preguntó.
¿Sabes que día es hoy?
No -Respondió Teru.
Viernes, lo que significa que tengo tres días contando desde esta noche... -Le bajó la cremallera de los pantalones y cogió su miembro comenzando a lamerlo.- ... para hacerte cambiar de opinion
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